Laboratorio
Biografías corporales
La vida escrita en la piel
Somos seres bio-gráficos; en este momento soy el resultado de las vivencias y experiencias que me han ido conformando para llegar a ser quien soy. Mi forma de estar en el mundo es corpórea, soy este cuerpo que habito, experimento el mundo desde él y es el que me permite la interacción con mi entorno y los demás cuerpos. El transcurso de mi existencia se va escribiendo en mi piel.
Irene Vallejo Moreu escribe en El infinito en un junco: “Nuestra piel es una gran página en blanco; el cuerpo, un libro. El tiempo va escribiendo poco a poco su historia en las caras, en los brazos, en los vientres, […] en las piernas. Recién llegados al mundo nos imprimen en la tripa una gran O, el ombligo. Después, van apareciendo lentamente otras letras. Las líneas de la mano. Las pecas, como puntos y aparte. Las tachaduras que dejan los médicos cuando abren la carne y luego la cosen. Con el paso de los años, las cicatrices, las arrugas, las manchas y las ramificaciones varicosas trazan las sílabas que relatan una vida.”
Nuestros cuerpos están sometidos a miradas críticas que estipulan los cánones de cómo tienen que ser para ser bellos y funcionales. Con el ánimo de hacer negocio del malestar que esto puede generar, se habla incluso de “imperfecciones”, pero… ¿Cómo puede un cuerpo ser perfecto o dejar de serlo? Si es mi forma de estar en el mundo, no puede regirse por otros criterios de validez que el de estar vivo y de la percepción subjetiva de que esa vida merece ser vivida y nos aporta satisfacciones.
Además de ser biográficos, somos seres sexuados que nos diferenciamos, nos atraemos, nos gustamos y queremos encontrarnos en el juego de los amantes, todo ello corporeizado. El cuerpo es el lugar donde ocurren los deseos y los placeres. Si puedo mirar mi cuerpo con amabilidad, quizá la expresión de mi ser sexuado pueda resultarme un poco más satisfactoria.
La propuesta de este labor-atorio parte de la intención de crear un espacio preparado, cuidado y acompañado para poder sumergirme en la labor de amar un poco más mi cuerpo. Hay dos acepciones del término labor que quiero traer aquí especialmente. Por un lado, las labores del campo, que me llevan a la idea de cultivo: podemos cuidar las condiciones en las que nos vamos desarrollando para sembrar bienestar y crear un terreno fértil para el encuentro. La otra acepción se refiere a las labores de costura, como las que hacían nuestras abuelas. Podemos tener pequeños desgarrones vitales, heridas, rotos y descosidos que poniendo amor y cuidado podemos remendar o zurcir y, aunque recordemos que ahí hubo un daño, ahora puedo seguir caminando y disfrutando del camino. Incluso puedo, mediante el bordado, crear un adorno que embellezca, que torne mi mirada más aceptante, más amable, incluso orgullosa.
Con este punto de partida, pretendemos dedicar un espacio y un tiempo al cultivo de la sexualidad y la erótica, centrándonos en nuestros cuerpos y en la interacción entre ellos a través de la comunicación para lograr encontrarnos de forma más satisfactoria.
El trabajo será vivencial, mediante dinámicas corporales y, en esta ocasión, entre otras propuestas, incorporamos un elemento nuevo: la fotografía. A través del autorretrato puedo regalarme la posibilidad de conocerme, de acercarme a mi propio cuerpo con otra mirada, la de la curiosidad. Mirarme y verme. Y poner así en valor esas vivencias que se traducen en marcas con significado propio: estrías de crecimiento o de embarazos, cicatrices, barrigas, vellos, calvicies, tatuajes, flacideces… como parte de mi recorrido vital e integrarlas en la globalidad de un cuerpo que tiene la capacidad de experimentar placer. Soy quien soy gracias a todo lo vivido, que puede que en su momento resultara incluso difícil, y hoy puedo apreciarlo con ternura. Este proceso de autoconocimiento a través de mi propia imagen que recoge mi historia, puede facilitarme vivirme en el encuentro de una forma más gozosa.
El proceso de cada participante es íntimo, se respetan los valores y ritmos individuales y grupales, de manera que solo será compartido aquello que se decida personalmente.
También a través de la respiración, del movimiento, del tacto, del juego, puedo reapropiarme de mi cuerpo, descubrirlo y sintonizar con aquello que justamente ahora me apetece, sea en soledad o en la interacción con el otro, con la otra. Las dinámicas grupales, nos facilitan poner en juego un aspecto esencial en la sexualidad y la erótica: la relación con la otra persona y la necesidad de comunicarnos.
Este taller va dirigido a mujeres y hombres que quieran conocerse un poco más y habitar su cuerpo desde el placer. No es necesario tener ningún conocimiento ni experiencia previos.
Objetivos:
Músico, productor musical y creador visual, con más de treinta años de carrera profesional. Durante este tiempo ha trabajado con artistas de distinto ámbito del sector musical. La experiencia acumulada también en lo personal, le lleva poco a poco al autoconocimiento y a la exploración interior, siempre apoyado con aprendizajes de maestros y formaciones que sigue cultivando. Actualmente, trabaja con la música desde un lugar elevado de energía para poder transmitir y acompañar al oyente a otros niveles vibracionales.
2024 María Díaz Crujera