Se trata de tres talleres de crecimiento erótico dirigido a mujeres y hombres. Se pueden hacer en cualquier orden, no siguen una secuencia concreta, se trata de tres temáticas para un mismo trabajo: el autoconocimiento, la conexión con el propio cuerpo, la exploración de la vivencia de los placeres sensoriales y el cultivo de la capacidad de encuentro y relacional.
Sensar
Taller de crecimiento erótico
Sensar es sentir con el cuerpo, percibir a través de los sentidos, especialmente las sensaciones que notamos a través de la piel.
Los sentidos me ponen en contacto con el mundo que me rodea, con mi entorno en el cual me voy desarrollando, viviendo. A menudo estamos más centrados en la voz de nuestra mente: aquello que pensamos, las ideas, recuerdos, proyecciones… que en la voz del resto del cuerpo. Desarrollando la capacidad sensual puedo cultivar encuentros eróticos más placenteros, poniendo toda mi atención en las distintas sensaciones que siento en mis propias carnes.
En nuestra sociedad se habla de culto al cuerpo refiriéndose al empeño por conseguir una determinada imagen y estética acorde a la moda, a los cánones vigentes. Frente a ese falso culto al cuerpo, propongo cultivar el cuerpo desde otro lugar, el del disfrute de estar vivo, de los placeres sensoriales de la piel y la carne, de las capacidades que todo cuerpo vivo tiene, sea como sea éste… Mi cuerpo es mi hogar, es mi forma de estar en el mundo y es digno de celebración y agradecimiento.
Este taller pone el foco en tomar conciencia de mi cuerpo, percibiéndome en el momento presente, aquí y ahora, conectando con el placer a través del juego y del encuentro conmigo y con la otra persona. Escuchar el lenguaje del cuerpo hace posible entrar en contacto con lo que realmente deseo en este preciso instante; abriendo un camino de autoconocimiento y aceptación de mí misma, de mí mismo, y brindándome la posibilidad de expresarme y comunicarme desde ahí.
Tener conciencia del cuerpo que soy significa conocerme, valorarme y explorar las posibilidades de crecimiento y disfrute que hay en mi. Hacerlo además de forma grupal pone en juego un aspecto esencial en la sexualidad y la erótica: la relación con la otra persona y la necesidad de comunicarnos.
Conectar con el momento presente, a través de la respiración, del movimiento, del tacto, del juego, me facilita reapropiarme de mi cuerpo, conocerlo, descubrirlo y sintonizar con aquello que justamente ahora me apetece, sea en soledad o en la interacción con el otro, con la otra.
Este taller va dirigido a mujeres y hombres que quieran conocerse un poco más y habitar su cuerpo desde el placer. No es necesario tener ningún conocimiento ni experiencia previos. Este es un taller de crecimiento personal y no se puede hacer junto a la pareja (ofrecemos otro taller exclusivamente diseñado para hacerlo en pareja: Cultivando el arte de amar).
El trabajo será vivencial, mediante dinámicas corporales que, a través de las sensaciones, faciliten la exploración de mi sexualidad y mi erótica; siempre en un ambiente cuidado y acompañado que respeta los valores y ritmos individuales y grupales.
Objetivos:
Conectar con las sensaciones corporales, los placeres y los deseos propios.
Posibilitar el encuentro entre mujeres y hombres en un espacio amable que facilite la comprensión, los cuidados y la convivencia entre los sexos.
Facilitar herramientas para el cultivo de la erótica y la sensorialidad.
Jugar
Taller de crecimiento erótico
En la infancia, cada nuevo día el mundo está por inventar, jugamos para entender y aprender cómo funciona la vida, explorando maneras de relacionarnos con el entorno y con quienes nos rodean, descubriendo nuestra propia manera de estar en el mundo. A veces, en las personas adultas esta capacidad va mermando y perdiendo protagonismo en sus vidas. Quizás si recuperamos esta frescura podamos incorporar a nuestros encuentros eróticos esta actitud de descubrir algo nuevo cada vez. Cuando jugamos ponemos en marcha la fantasía y la imaginación y, de esta manera ampliamos horizontes, más que seguir un guion predeterminado, yo puedo ir descubriendo nuevos caminos que se van haciendo al andar.
Según M.S. Brown y C. Vaughan: “Los seres humanos somos la especie animal que más juega. Estamos hechos para jugar y nos hacemos jugando. Cuando jugamos manifestamos la expresión más pura de nuestra humanidad, la expresión más auténtica de nuestra individualidad. No es de extrañar, pues, que los momentos en que más vivos nos sentimos y que acaban convirtiéndose en nuestros mejores recuerdos sean los momentos en los que jugamos.”
El hecho de jugar está íntimamente relacionado con el aprendizaje y el placer, y es la base de cualquier arte. Amar es un arte, y esto significa que podemos poner cuidado y empeño para desarrollarlo: el juego de los amantes es un espacio privilegiado para poner en común lo más propio de cada una, favoreciendo la complicidad y el disfrute compartido.
Mantener activa la capacidad de jugar nos mantiene conectados con la alegría de vivir, con el entusiasmo y renueva nuestro interés por la vida. Además, jugando ponemos en marcha y ejercitamos la comunicación con los demás y nos facilita conocernos un poco más. El conocimiento de mí, de mi cuerpo, de mis deseos, de mis placeres… es de los tesoros más valiosos que puedo aportar en mis encuentros eróticos y amorosos, nutriéndolos y haciéndolos más satisfactorios.
Cultivar la actitud lúdica en nuestros encuentros puede aumentar nuestra flexibilidad, empatía y escucha, habilidades que posibilitan comunicarnos de una forma más auténtica y facilitadora.
Cuando jugamos perdemos la noción del tiempo y al igual que cuando meditamos, las preocupaciones por lo que sucederá o el recuerdo de lo que no ha sido, por un momento se alejan y nos conectamos plenamente con el presente, con el aquí y ahora. Esto hace que podamos sumergirnos en la experiencia erótica desde la consciencia y la presencia plena.
Jugar resulta un estímulo constante de la curiosidad que me facilita afrontar nuevos retos y reinventarme constantemente. También pone en marcha la creatividad y la imaginación, al experimentar situaciones novedosas y aprender de ellas desde la seguridad, puedo luego llevar esos aprendizajes a otros encuentros. Podemos crear unas posibilidades que antes no existían, encontrar soluciones a posibles dificultades, inventar mis propios recursos para encender la chispa de nuevos deseos…
En este taller vamos a poner el foco en conectar con nuestra capacidad lúdica como vía para tomar conciencia de mi cuerpo, percibiéndome en el momento presente, aquí y ahora, conectando con el placer a través del juego y del encuentro conmigo y con la otra persona. Escuchar el lenguaje del cuerpo hace posible entrar en contacto con lo que realmente deseo en este preciso instante; abriendo un camino de autoconocimiento y aceptación de mí misma, de mí mismo, y brindándome la posibilidad de expresarme y comunicarme desde ahí.
Conectar con el momento presente, a través de la respiración, del movimiento, del tacto, del juego, me facilita reapropiarme de mi cuerpo, conocerlo, descubrirlo y sintonizar con aquello que justamente ahora me apetece, sea en soledad o en la interacción con el otro, con la otra.
Hay quien dice que dejar de jugar es empezar a morir… ¡cultivemos el goce de vivir, jugando!
Este taller va dirigido a mujeres y hombres que quieran conocerse un poco más y habitar su cuerpo desde el placer. No es necesario tener ningún conocimiento ni experiencia previos. Este es un taller de crecimiento personal y no se puede hacer junto a la pareja (ofrecemos otro taller exclusivamente diseñado para hacerlo en pareja: Cultivando el arte de amar)
El trabajo será vivencial, mediante dinámicas corporales que, a través de las sensaciones, faciliten la exploración de mi sexualidad y mi erótica; siempre en un ambiente cuidado y acompañado que respeta los valores y ritmos individuales y grupales.
Objetivos:
Gozar
Taller de crecimiento erótico
Gozar es celebrar la vida, deleitarme en todo aquello que me hace sentir bien, agradecer las capacidades sinuosas que poseo de experimentar a través de mi cuerpo.
Cuando gozamos podemos tener una sensación de expansión, conectamos con la plenitud, nos relajamos, nos abrimos a la experiencia, favorecemos la vinculación y el amor.
Aprender a caminar por la vida con una actitud de disfrute nos puede dotar de mucha satisfacción y bienestar. Cuando hablamos de gozar, pueden venirnos al pensamiento situaciones en las que nos sentimos liberados de tensiones y conectados con la sensualidad, la voluptuosidad, la sensorialidad del cuerpo.
En nuestra cultura, lo hedónico ha sido tradicionalmente devaluado, despreciado y castigado. Ha llegado el momento de dignificarlo y ponerlo en valor y, no tanto reclamarlo, sino cultivarlo: el placer no es un derecho, es una capacidad y, por lo tanto, puede cultivarse. Mi cuerpo está diseñado para gozar, tengo la capacidad de experimentar placer de muchas y diversas formas. El placer habita en mí, no es algo que se da, o se recibe, es una vivencia íntima que puedo compartir en el encuentro con el otro, la otra.
En este camino de cultivo, el autoconocimiento es mi aliado. A través del juego, puedo descubrir cuáles son mis formas preferidas de vivirme en el placer, o cuales precisamente quiero explorar y probar en mis encuentros.
Muchas veces encontramos trabas para vivirnos en el placer por diversos motivos entre los que pueden estar la creencia de no merecimiento, una educación castradora centrada en el sacrificio, la influencia de normas sociales que regulan como debe ser el placer, como se debe experimentar y por supuesto, con qué mesura... No hay un Placer único, correcto y superior, los placeres son múltiples y variados y la vivencia de ellos de cada cual es íntima y peculiar.
Mi invitación en este taller es a experimentar y cultivar el goce, tanto en lo relativo a los placeres experimentados a través de los sentidos, como aquellos más tendentes a la Eudemonía, es decir, cualquier vivencia que me lleve al bienestar y la felicidad.
Vamos a poner el foco en tomar conciencia de mi cuerpo, percibiéndome en el momento presente, aquí y ahora, conectando con el placer a través del juego y del encuentro conmigo y con la otra persona. Abriendo la posibilidad de entrar en contacto conmigo y conocerme un poco más, desde la aceptación propia, dándome la posibilidad de expresarme y comunicarme desde ahí.
Tener conciencia del cuerpo que soy significa conocerme, valorarme y explorar las posibilidades de crecimiento y disfrute que hay en mí. Hacerlo además de forma grupal pone en juego un aspecto esencial en la sexualidad y la erótica: la relación con la otra persona y la necesidad de comunicarnos.
Conectar con el momento presente, a través de la respiración, del movimiento, del tacto, del juego, me facilita reapropiarme de mi cuerpo, conocerlo, descubrirlo y sintonizar con aquello que justamente ahora me apetece, sea en soledad o en la interacción con el otro, con la otra.
Este taller va dirigido a mujeres y hombres que quieran conocerse un poco más y habitar su cuerpo desde el placer. No es necesario tener ningún conocimiento ni experiencia previos. Este es un taller de crecimiento personal y no se puede hacer junto a la pareja (ofrecemos otro taller exclusivamente diseñado para hacerlo en pareja: Cultivando el arte de amar).
El trabajo será vivencial, mediante dinámicas corporales que, a través de las sensaciones, faciliten la exploración de mi sexualidad y mi erótica; siempre en un ambiente cuidado y acompañado que respeta los valores y ritmos individuales y grupales.
Objetivos:
2024 María Díaz Crujera